Debido al polvo, las tomas de aire y los ventiladores del PC tienden a saturarse, volviéndose cada vez más ruidosos e ineficaces con el paso del tiempo.
Esto no sólo provoca molestias auditivas, sino que también eleva las temperaturas de los delicados componentes internos, que pueden dañarse o durar menos de lo esperado.
Existen varios tipos de ventiladores en el interior del ordenador: para reducir el ruido o las temperaturas tendremos que cambiarlos todos, de forma que nos aseguremos de que el aire vuelve a circular correctamente y sin obstáculos.
Si tras una limpieza a fondo del polvo el ruido sigue ahí, necesariamente tendremos que sustituir todos los ventiladores del interior de la caja.
El sistema de refrigeración del procesador consta de un ventilador propiamente dicho y un disipador, cuya tarea es facilitar el intercambio de calor entre el aire y la superficie metálica del procesador.
Una vez elegido el disipador adecuado para nuestra CPU y carcasa (algunos son muy grandes, así que asegúrate de tener espacio suficiente dentro de la carcasa), apagamos el ordenador, quitamos la toma de corriente y abrimos el panel lateral de la carcasa para acceder a los componentes internos. Ahora identificamos el disipador antiguo: será claramente visible, ya que es el único ventilador en la vista frontal de la placa base.
Una vez identificado el antiguo disipador, seguimos su cable de alimentación hasta la placa base, para identificar el zócalo CPU_FAN (recuerda bien dónde está, ya que también será necesario para el nuevo disipador) y retiramos el pequeño zócalo con cuidado. Nuevo disipador Con el cable retirado, podemos desenganchar nuestro disipador de la placa base: normalmente basta con girar y levantar los clips de anclaje de los cuatro lados del bloque refrigerador, pero en algunos modelos puede ser necesario desenroscar tornillos. Con los cuatro bloques descolgados, levantamos el disipador y comprobamos el estado de la superficie de la CPU: la encontraremos manchada de pasta térmica, la sustancia que facilita el intercambio de calor entre la superficie metálica del procesador y la superficie metálica del disipador. Antes de colocar el nuevo disipador, limpiamos la superficie del procesador con un pequeño algodón empapado en alcohol o una sustancia adecuada, colocamos una gota de pasta térmica nueva sobre el procesador (bastará con una gota del tamaño de un grano de arroz) y colocamos el nuevo bloque refrigerador, presionando los clips de anclaje para sujetarlo. Una vez comprobada la estabilidad del disipador, conectamos su cable a la toma CPU_Fan, cerramos la caja, rellenamos la fuente de alimentación y encendemos el ordenador: si lo hemos hecho todo correctamente, el PC arrancará sin problemas, con un ruido mucho más soportable.
Fuentes: